17/01/24

ESTOS ERRORES PUEDEN LLEVAR A LA QUIEBRA TU NEGOCIO

La vida de una negocio corre peligro ya que tiene que sortear difíciles obstáculos para lograr su supervivencia. Aquí te decimos qué errores evitar.

La aventura de levantar un negocio y lograr que supere los dos años de vida, la mayoría de las Pequeñas y Medianas Empresas se quedan en ese tiempo, está repleta de peligros.

La idea romántica de ser emprendedor es inspiradora. Ser tu propio jefe, tener tus tiempos, trabajar por tu sueño. Pero la realidad es diferente. Ya lo sabrán quienes estén actualmente viviendo esta situación.

“La verdad es que ser empresario es una carrera de obstáculos que, en muchos casos, son muy difíciles de superar”, mencionan los expertos.

A continuación, te presentamos las trampas que estos asesores, aseguran, son las más importantes y que toda PyME debería cuidarse:

– No te arriesgues en solitario. Es cierto que existen historias de éxito de cómo una sola persona ha sido capaz de levantar imperios por sí misma. Pero lo normal es que se necesite a más de un individuo para arrancar un negocio y hacerlo crecer. Con un apoyo es más sencillo superar los vaivenes del día a día. Además en una empresa existen infinidad de labores diferentes para las que el mismo emprendedor puede no ser la persona más adecuada.

– No fabriques en grandes cantidades. Tienes una idea y observas que todo va bien. De repente te subes a la ola optimista y te lanzas a fabricar demasiadas unidades o muchas variantes del mismo producto o servicio que nadie te ha pedido. Si llega una caída en la curva de ventas, esta situación es muy peligrosa. Tanto es así que el exceso de inventario es considerado por empresarios (grandes o pequeños) como uno de los problemas más graves en cualquier compañía.

– Ten un plan de negocios. Es casi seguro que el 100% de los expertos te dirán que un emprendedor debe tener un plan de negocios. Pues bien. Se trata de una realidad inamovible. Tener una guía ayuda a saber qué hacer en la empresa. Es fundamental saber cuál es el propósito del negocio, quiénes son los clientes potenciales, cuál es la misión y los valores de la firma, quiénes son los competidores, cuál es el siguiente movimiento… No se trata de seguir al pie de la letra lo que se vende desde las escuelas de negocio. Pero sí es básico contar con un plan de negocio que ayude a seleccionar el camino a seguir.

– No malgastes el dinero. Volvemos a la ola de optimismo a la que se sube cualquier emprendedor cuando en sus inicios las cosas empiezan a funcionar demasiado bien. En ocasiones, esta situación origina que se manejen los fondos de forma irresponsable. Quizá se contrata a personas de más, o se relaja la vigilancia sobre los costes de producción y distribución, o se dedique todo el dinero obtenido en una ronda de financiación a la expansión. Cualquiera de estas situaciones puede llevar a la empresa a sentirse indefensa ante cualquier imprevisto. Para evitar que esto ocurra en una PyME es fundamental seguir una especie de guía económica familiar, que obliga a ir guardando en el colchón todo lo que se pueda para prevenir cualquier problema.

– Sé capaz de virar el rumbo. ¿Sabe que Nokia era una papelera antes que un gigante tecnológico? Pues nada de eso sería posible si en aquellos tiempos los responsables de la firma finlandesa no hubieran tenido suficiente cintura para dar un volantazo y reorientar su negocio. En las PyMES pasa lo mismo. Quizá pensemos que nuestra idea es brillante. Pero si no funciona hay que saber tirar toalla y apostar por otra cosa. Eso puede salvar el negocio.

– No te creas lo del nicho de mercado. Muchas veces la clave para los negocios es hacerse fuerte en un pequeño nicho de mercado. Eso puede estar muy bien. Pero, en ocasiones, ese nicho es tan minúsculo que no basta para contrarrestar los gastos de la compañía. Además la falta de competencia provoca que la gestión de la empresa se acomode y la deje en una situación muy peligrosa ante cualquier problema. Y, por último, no conviene olvidar que a una buena idea le debe salir competencia. Si no, el problema es que la idea quizá no es tan buena.

– No rechaces la intuición. Parece increíble que en el ultracompetitivo mundo de los negocios todavía quede lugar para las corazonadas. Pues así es. No hay nada malo en guiarse por el instinto. Además quizá esté ante la única ventaja que tenga frente al resto de rivales.

– Ni caso a los familiares y amigos. Muchos empresarios están demasiado confiados con una idea de negocio porque todos sus conocidos le han dicho que es genial. Huya de ese concepto. Ni las amistades ni la familia son clientes objetivos y sus valoraciones hay que ponerlas siempre en cuarentena. Confía más en lo que te diga cualquiera que en lo que venga de conocidos.

– Deja claro los márgenes. Lo más normal es que un buen plan de negocios traiga incluido un apartado en el que se estudian los márgenes del negocio. Lo malo es que muchas veces no se calculan de la manera indicada. El ejemplo lo tenemos en una empresa cuya fuerza está en la comercialización de un producto o servicio y que necesita la colaboración de fabricantes, distribuidores y, quizá, vendedores para situar el artículo en la calle. Pues bien, los márgenes no deben basarse solo en la diferencia que existe entre lo que cuesta a la empresa y el precio al que se vende al distribuidor, sino que debe contemplar a todos los integrantes de la cadena. De no hacerlo, cualquier eslabón puede saltar por los aires y con él todos nuestros sueños, que quedarán enterrados por la quiebra del negocio principal.