¡ESE NOMBRE SÍ ME GUSTA!
Por Redacción / Ideas de negocio
En los pueblos prehispánicos que habitaban lo que hoy es México, la gente solía nombrar a sus hijos, de acuerdo a la fecha en la que nacían, pues cada día era regido por una elemento o animal, además de varias deidades, que juntos dotaban al pequeño con sus cualidades o defectos.
Por ejemplo, si un niño nacía en un día ome Ehecatl – dos viento–, podría llamarse literalmente “Ehecatl”, o bien como algún elemento representativo de Tlaltecuhtli –regente del numeral ‘ome’–, Quetzalcoatl –esencia de su día–, o cualquier señor que regía la trecena, veintena o año en el que el infante llegaba al mundo. El tonalpouhque, era el sabio que leía el destino y dotaba al recién nacido con el nombre que le ayudaría a crecer y prosperar en la Tierra.
Al llegar los españoles y por decreto de los evangelizadores, los niños mestizos comenzaron a bautizarse según el Santoral, que irónicamente tenía algo en común con las costumbres ancestrales: dejar el nombre al destino, según el día del nacimiento.
Actualmente las cosas son diferentes, pues pocos quieren que sus hijos se llamen Agapito, Simeón o Calócero; así que como todo se globaliza, los padres eligen y dotan a sus bebés, con nombres de diversos orígenes y raíces mundiales, modernas o antiguas.
Ahora bien, muchos coincidirán en que si un nombre es trascendente para una persona, también lo será para un negocio, que si bien éste último es material, también es el sustento de las familias y lleva impresa parte de la esencia de su fundador. Incluso puede ser causal del éxito o fracaso de la marca.
¿Por qué se llaman así?
Antes de abordar los puntos más importantes para nombrar a nuestra tienda de abarrotes, veamos por qué se llaman así algunas de las marcas de éxito que se ofrecen en los anaqueles y han formado parte de nuestra vida por décadas.
El primer caso es una de las empresas más importantes del país, Grupo Lala, que según sus voceros, nació “en 1949 en la Comarca Lagunera, una zona eminentemente agrícola principalmente enfocada al cultivo del algodón y de la vid, cuando un grupo de pequeños productores de leche, se unieron para formar la Unión de Productores de Leche de Torreón.”
Cerca de 1950 se crea Pasteurizadora Laguna, que evoluciona para crear el sistema automático de ordeña y fundar Envases Especializados –de cartón– para luego envasar, transportar y vender leche fresca en la Ciudad de México, primer mercado que utilizó la marca «LALA», que es la contracción de “La Laguna”.
Otro caso es el de la afamada marca Marinela, una línea que está presente en el gusto del consumidor mexicano y que no puede faltar en las tiendas de abarrotes; la historia es: originalmente, Bimbo creó una compañía llamada “Pabisa,” para vender pasteles y repostería; la marca usaba espacio en la fábrica del ‘osito’, para hornear pasteles de naranja, fresa y chocolate. “Pabisa llamó originalmente a su marca “Keik” –pronunciación del inglés “cake”–.
Los pastelitos “Keik” no eran populares “porque en aquél entonces los mexicanos sólo los comían durante ocasiones especiales y además, gustaban de otros estilos más refinados”.
Así que los directivos, decidieron reformular la idea y en 1954, nace Marinela, nombre que se otorgó en honor a la hija de Lorenzo Servitje, uno de los fundadores de Bimbo; sus creadores explican que en un principio, la marca se dedicaba a la producción de pasteles de cumpleaños “empacados con cajas de cerillos, para prender las ‘velitas’. Tiempo después, vendían rebanadas y piezas de tamaño individual, que se ofrecían por separado sin envoltura y sobre papel encerado”.
¿Papas con salsa?
Otra marca que no puede faltar en la tiendita, en la de la carita sonriente y que hoy en día, es una de las más vendidas.
En sus inicios, esta empresa fabricante de botanas se llamaba Golosinas y Productos Selectos en la Ciudad de México, negocio fundado en 1943 por Pedro Marcos Noriega; un poco más tarde, fue llamado Sabritas, nombre que viene de la contracción de las palabras: sabrosas y fritas. Posteriormente, en 1966 PepsiCo adquirió la empresa.
Otro ejemplo de exitoso nombre, lo porta una de las salsas favoritas de México, que es un tanto más contemporánea: Salsa Valentina.
Su fundador fue Don Manuel Maciel Méndez y sobre el tema, su hijo y actual director de la empresa, Manuel Maciel Sánchez, explica que el nombre, se eligió en homenaje a una soldadera conocida como “La Leona de Norotal”: Valentina Ramírez Avitia; quien se disfrazó de hombre para pelear durante la Revolución Mexicana.
Esta valiente fue parte de las tropas maderistas, donde usó el nombre de Juan Ramírez; participó en más de veinte batallas, entre ellas la toma de Topia, Durango, bajo el mando de Ramón F. Iturbe, quien le otorgó el rango de teniente.
Valentina, fue descubierta cuando uno de sus compañeros vio sus trenzas y tras ese momento, fue dada de baja de las filas revolucionarias.
Sobre Valentina, la escritora ensenadense Peggy Bonilla, explica que su hoja de servicio está en el Museo del Ejército y de la Fuerza Aérea Mexicana; además, revela que en los años 70 encontró a la mujer soldado en uno de sus viajes, “ella recorría el mismo trayecto y se bajó antes que yo del autobús que nos transportaba, vivía en el Valle de Guadalupe, zona vitivinícola de Ensenada. Era una anciana vestida de militar, uniforme que el ejército le facilitaba, con las insignias en el sombrero que mostraban su grado: tres estrellas, coronela de caballería y veteranía recibida desde 1962, avalada y firmada por el afamado General Iturbe”.
Valentina murió en Brawley, California a los 113 años; a petición en vida, fue cremada y sus restos fueron arrojados al mar de San Felipe, Baja California.
Las bebidas
Antiguamente, en la cultura mexicana, se solía beber agua o líquidos fríos o calientes en los tradicionales jarros de barro, pues gracias a su forma, estos recipientes mantenían la temperatura inicial de la bebida, por más tiempo.
Ese nombre, fue tomado por Don Francisco “El Güero” Hill, quien en 1950. Lanzó Jarritos, propiedad de Frutas Concentradas FRUCO.
Después, la Embotelladora Mexicana, S.A. de C.V. –quien opera desde 1983 y forma parte de Consorcio AGA, que surgió en Guadalajara, Jalisco–; se integra a la producción.
Al pasar de los años, la mayoría de los hogares mexicanos, comenzaron a usar vasos o recipientes de vidrio, porcelana, cerámica o plástico para tomar sus bebidas, pero la marca preservó su nombre.
El último caso que expondremos es el de la Cerveza Dos equis, que en sus inicios se llamaba Siglo XX, igual que la época que se aproximaba.
Cuando las personas la pedían al tendero o vendedor, solían decir: me da una dos equis”; los productores se dieron cuenta de eso y decidieron cambiar la denominación, tal y como el consumidor prefería llamarle.
El nombre de la tienda
Como podemos apreciar, la carta de presentación de un negocio es su nombre, logotipo y slogan; pues esos elementos son clave para comunicar quién es la empresa, qué ofrece, qué hace, cuál es su identidad; así que ese conjunto es realmente importante.
Al nombrar una marca –como las vistas anteriormente– o un negocio, se debe de hacer con amor y pasión, pero también con profesionalismo; un nombre con carácter, llamará la atención de los consumidores, así que para elegir uno los expertos recomiendan:
Que el nombre de un mensaje: hay que pensar qué se desea comunicar, qué personalidad tiene la empresa; el nombre, debe de armonizar con el rubro al que pertenece; se recomienda elegir dos elementos importantes y proyectarlos.
Slogan: es la frase que suele acompañar al nombre y en ella, se deben de incluir los elementos para complementarlo y así al reforzar el mensaje, enganchar al consumidor, por ejemplo, “Bodega Aurrerá, la campeona de los precios bajos”.
Originalidad: definitivamente suele haber mucha confusión en este punto, pues la empresa tiene que resaltar con su nombre y la originalidad no implica dificultad; el cliente tiene que sentirlo auténtico pero a la vez simple y fácil de memorizar; con todo esto debe de conservar lo único.
Menos es más: al analizar el sector comercial, es perceptible que el mundo de productos como refrescos, alimentos, botanas, restaurantes, tecnología, autos o cualquier artículo exitoso –en su mayoría–,se denomina con palabras sencillas, fáciles de pronunciar y memorizar.
Corto y dinámico: las marcas exitosas tienen una cualidad visible y es que no sobrepasan las siete letras, por ejemplo, Kentucky Fried Chicken se proyecta como KFC, Hewlett Packard ahora como HP, Comercial Mexicana como la Comer; o Microsoft que es acrónimo de Microcomputer Software.
Todo en uno: llevar la descripción implícita, suele resultar, pues el cliente busca algo positivo, en empresas que sepan hacer las cosas mejor que las demás, por ejemplo “Detodo”, sugiere que en ese lugar el cliente podrá encontrar una infinidad de cosas.









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